El otro día en el metro me sorprendió una visión reveladora:
Puede leerse: "Martillo rompecristales. Romper el cristal para acceder al martillo".
¿Cómo voy a romper el cristal del martillo rompecristales si no tengo un martillo rompecristales?
Va contra las reglas del propio cartel. Primero, lo que propone es que para romper un cristal hace falta un tipo de martillo muy específico y optimizado: El martillorompecristales. Después una contradicción flagrante.
¿O acaso sugiere este cartel que llevemos un pequeño martillo rompecristalesprotectoresdemartillosrompecristales, para, en el caso de incidencia en el metro acceder al martillo rompecristales in se?
Afirmo que es poesía libre de ingenieros industriales. Puedo imaginarme a dos en su despacho partiéndose la caja: "tio tio, lo que se me ha ocurrido, mira que cartel...". Lo que no entiéndo es cómo pudieron convencer a todos sus superiores para sacar ese invento con el jocoso cartel.
Juro que el cristal que precedía el martillo es más gordo que las putas lunas del metro. Palabra.
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