Etiquetas

viernes, 15 de abril de 2016

Tus pasos en el pasillo

Este es un poema que presenté al concurso Premios Vida Universitaria 2016 e inesperadamente quedó finalista. Ahí os lo dejo:

Tus pasos en el pasillo

Oía sonar tus pasos
siendo niño en el pasillo,
reconocía los tuyos
e iba a encontrarme contigo,
y entre tus brazos mi llanto
paraba al oír tu latido.

Ahora que te has marchado
caída a plomo al vacío,
pues no podré nunca oír
tus pasos en el pasillo.

Los sueños son más confusos,
no entiendes que te has ido,
de poco en poco asumiendo
que hay que afrontar el destino.

Es que no puedo evitarlo,
tengo que afinar el oído,
antes de dormir busco
tus pasos en el pasillo.

La rebelión de los Eloi

Aquí os dejo un relato corto que presenté (con poco éxito) a los premios Vida Universitaria 2016.


La rebelión de los Eloi



From: naya_nebul@gmail.com

To: secretariadesap@policia.es

Subject: Último email Dani

Hola. Escribo porque esta mañana hablé con Álvarez y me pidió que le reenviara el

último correo que recibí de Dani, en vistas a que puede ser útil para la investigación.

Espero sea de utilidad, os reenvío el mail.

Un saludo.

---------------------------------------------------
­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­

From: danielcor@gmail.com

To: naya_nebul@gmail.com

Subject: La rebelión de los Eloi

Queridísima Naya.

No voy a intentar intentar convencerte para que vuelvas otra vez y que dejes de

servir mesas en Barcelona. Éste no va a ser uno de esos emails. No lo haré porque he

acabado por darme cuenta de que mis razones para insistir en que retomes la vida

académica y vuelvas a Pamplona son bastante egoístas. Al fin y al cabo los argumentos

que uso son los mismos que me suministro a mí mismo para no dejarlo y supongo que

tenerte aquí me ayudaría a sobrellevar mi recién descubierta falta de pasión por la

academia.

No son solo las puñaladas y envidias en el departamento, el problema viene de

dentro. Desde "Ilusión de Control" ya nada es lo mismo. Ya, ahora soy autor, misión

cumplida, ¿y qué?

Esos títulos, esos temas. La ciencia Ficción y la Filosofía Postmoderna, Pynchon y

Phillip K. Dick, El Cyberpunk y en Nihilismo. ¿Realmente merecen la pena? Reitero, ya

nada es lo que era. Ya no oigo las voces de los maestros en mi cabeza antes de

quedarme dormido, ya no siento dentro de mí las historias que antes parecían haber sido

escritas para ser susurradas a mi oído.

Y en mitad de todo esto un día caminando de vuelta a casa por el Yamaguchi me

topé con un cartel que comenzó una reacción en cadena en mi cerebro y que me metió

en esta espiral de locura tan estúpida y absurda. "Meditación transcendental cuántica,

aprende a usar el 100% del poder de tu mente". Tantas cosas ridículas en este título y

por tantas razones que prefiero no profundizar en ellas... El hecho es que pensé "yo me

veo muy capaz de escribir esta basura”, y es que puliéndolo un poco podría haber salido

de una subtrama cargada de la ironía propia de Gravity's Rainbow, de Ubik o incluso de

Neuromancer. De ahí surgió el germen de "La rebelión de los Eloi".

Sí, los Eloi, has leído bien, los de tu querido Wells, no me olvido de tu Tesis. Lo que

empezó como una broma tonta para disfrute propio, acabó convirtiéndose en 300

páginas de neurobullshit en tapas blandas y un NEW AGE bien grandecito en el lomo

etiquetando su contenido. Sí señor, algunas perlas del libro: a través de una meditación

diaria muy detallada que me inventé, el libro promete al lector que éste completará un

aprendizaje en cuatro fases, que son "el idioma de los muertos", "el idioma de los vivos",

"la música de las esferas" y "dar el primer paso". ¿Te suena?, por supuesto, Simmons.

Luego termino de envolverlo todo con un capítulo final acerca de cómo este método será

abrazado por el completo de la humanidad y los Eloi quedarán así liberados de la tiranía

de los Morlocks y bla bla bla, conspiraciones, bla bla bla, percepción extrasensorial...

Esta miasma fue abrazada por el editor desde el minuto 1 ­­Creo que no pilló la

ironía, ahora visto con perspectiva­­ "El mercado acepta muy bien este material ahora

mismo" fueron sus palabras. Por supuesto firmé bajo el nombre de pluma Raul

Endymion, no voy a dejar que mi nombre se relacione jamás con esta maravillosa oda a

la estupidez.

Las cosas empezaron a ponerse un poco feas cuando Iker Jiménez entrevistó a este

oscuro individuo que se hace llamar John Boy y que resulta ser el líder de un culto

llamado "los Eloi" y que han abrazado mi libro como texto sagrado.

Agárrate, mejor, hazte una infusión y siéntate porque lo vas a necesitar. John Boy es

­­en sus propias palabras­­ un ser sideral y un telépata. Según parece ha alcanzado la

fase 4 ­­ "dar primer paso" de mi elaborada mitología personal­­. Al ser preguntado por la

fuente de su complejo misticismo, John Boy apunta descaradamente a La Rebelión de

los Eloi y se atreve a decir que está en contacto con el autor ­­es decir yo­­; imagina mi

reacción. Sé por el editor que han intentado contactar conmigo.

Intenté no darle mucha importancia, no hacer nada. Pero pronto empecé a darle

vueltas y más vueltas. Después vinieron las pesadillas. El mismo sueño una y otra vez.

Un castillo de cuento me llevaba a un prado, sobre el prado una colina, sobre la colina un

gigante yacía muerto, y encima del gigante, mirándome desafiante, John Boy.

“No se lo digas, tengo miedo” le decía yo en mi sueño.

“No te preocupes, no lo sabrán, de momento es mejor así”, me respondía él.

Los sueños se reproducen en versiones casi idénticas, con una única variación.

Cada vez que lo sueño de nuevo el cadáver del gigante se deshace ­­que no

descompone, curiosamente­­ y las últimas veces que he soñado ésto John Boy se apoya

sobre el esqueleto enorme y monstruoso del gigante.

La web oficial de John Boy anunciaba un concierto el 16 en Tudela y me decidí

a ir. Tengo que conocer ­­me dije­­ al líder del culto que sin quererlo he creado.

Se trataba de una sala pequeña, más bien un bareto, seríamos unos cuarenta.

En cuanto a John Boy... menudo showman. Sabe mantener el tipo, sabe transmitir

admiración, pero principalmente cumple todas las características de monomito

Campbelliano. Solo te diré que entré al concierto preparado para lo peor y salí casi como

un miembro más del club de fans. No voy a entrar a describirte aquí la música, ni los

momentos de “transmisión telepática" ni la meditación conjunta ideada por Raul

Endymion ­­Como bien indicó John en un punto del concierto, el hombre reconoce mi

autoría; por lo menos no se apropia de ideas­­. Cómo hubiesen alucinado estos pobres

diablos de haber sabido que su querido Endymion estaba ahí entre el público.

Lo perturbador, ­­y aquí ya me meto en terreno pantanoso­­ fue que en cierto

momento del concierto, entre canción y canción John Boy me mantuvo la mirada, a mí y

sólo a mí durante unos larguísimos cinco segundos. Aún hay más. Mientras me miraba

pude ver que hacía un gesto muy particular con la ceja, casi un tic, que le he visto hacer

cientos de veces en mis recurrentes sueños, subido al cadáver del gigante. No pude

evitar acercarme al final del concierto a intentar hablar con él.

“Hey John, perdona que te aborde, brutal el concierto. Oye, soy nuevo en todo

esto, perdona que te pregunte, ¿por casualidad nos conocemos?, antes me has mirado

como reconociéndome y la verdad es que me suenas de algo” le dije sin cortarme un

pelo.

“Ya, yo también he tenido una sensación parecida. Bueno, como dice Endymion

‘cuando dos personas que se ven por primera vez tienen un déjà vu es porque se han

conocido en otra vida”

“Mmmm... me suena, es interesante éso...” Claro que me sonaba, como que me

lo había inventado yo. Es parte de mi metafísica barata personal ahora al alcance de

todos en la sección New­Age/Autoayuda te tu librería.

Y así fue como comencé a hablar con John, que al rato después me pidió mi

email para quedar y conversar ­­le parecí una persona interesante­­. Concretamos en

vernos mañana para tomar un café, quién sabe, quizás acabe llevándome junto al

gigante muerto y me explique qué es eso que no quiero que les diga a quiénes quiera

que sea. Mañana te escribo y te cuento más, ésto promete.